El video a cámara lenta sirve como una revelación, mostrando cómo cada disparo de alta velocidad impacta en la superficie cubierta de arena. La energía cinética se transforma en poder de limpieza al impactar, haciendo evidente que lograr una superficie limpia es el resultado de millones de estas interacciones pequeñas pero poderosas.
El acero inoxidable es apreciado por sus propiedades mecánicas y apariencia, pero su resistencia a la corrosión lo convierte en una opción valiosa para diversas aplicaciones en industrias como la alimentaria, médica, construcción, automotriz y marina.
Al ser más costoso que el acero al carbono, seleccionar el abrasivo adecuado para trabajar con acero inoxidable resulta fundamental para mejorar la eficiencia de la producción, reducir los costos de retrabajo y minimizar el desperdicio de material.
El acero inoxidable contiene cromo (mínimo 10.5%) en su composición, lo que crea una capa de óxido de cromo durante el proceso de pasivado, proporcionando una barrera que protege al material de ambientes agresivos y corrosivos. La cantidad de cromo en el acero inoxidable define su resistencia a la corrosión, y hay distintas categorías: martensíticos, ferríticos, austeníticos y dúplex.